El Enigmático Banquete

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Un buen recurso para conocer acerca de las costumbres de una civilización o época determinada es por medio de sus hábitos alimenticios. De esta forma, la comida es fundamental para comprender los modos de subsistencia de una población, gustos (sabores/olores), modales, mentalidad, etc.

Durante la "Edad Media" las diferenciaciones de clases sociales eran notablemente visibles, siendo el Rey el personaje principal, dueño de un espacio habitado por trabajadores y guerreros. Por lo tanto, en la cúspide piramidal se encontraba el rey o noble con su familia, seguido de la órden sacerdotal, caballeros adscritos a una órden militar, campesinados (artesanos, agricultores, herreros, sastres...) y por último los esclavos o cautivos de guerra.
Todo este grupo de personas debían alimentarse y el lugar idóneo en dónde sucedían estos hechos eran generalmente en los castillos, cuyas funciones consistieron en ser una fortificación y al mismo tiempo lugar de residencia.
El alimento utilizado en las largas mesas producen inquietudes relacionadas a los tipos de productos consumidos por los habitantes. Cabe mencionar al lector que a medida que lea este artículo podrá experimentar una sensación de asombro o desagrado ante el contraste en los hábitos durante este período y la actualidad. Sin embargo, no debemos juzgar las costumbres de otros tiempos ya que no existía la concepción de nuestro presente, era una forma de vida distinta que poco a poco fue transformandose hasta los resultados hoy día conocidos.
Primero es necesario mencionar que existían varios momentos para comer, inciándose entre 6 y 8 de la mañana al levantarse, continuaba la comida principal entre las 11 y 13 horas y la cena de 16 y 19 horas siendo muy temprano debido a la falta de luz solar. Además, el alimento era servido en grandes platos, calderos, bandejas, combinándose tanto los sabores salados como dulces (en un solo plato podían compartirse una garza asada con un pastel de nata, huevos, dátiles y ciruelas). Los recipientes estaban dispuestos en mesas grandes con sillas, caballetes o tablas, bancos o sacos de paja.
Recordemos que los banquetes eran realizados en ocasiones de celebraciones o porque había invitados nobles en el castillo. Por lo tanto, el anfitrión debía mostrarse con toda la opulencia posible, siendo los productos encontrados en la mesa un símbolo de su poder adquisitivo. Los cocineros no utilizaban la sal para condimentar, solamente el rey y su familia accedían a este producto contenido en un salero en forma de barco para sus platos. Del mismo modo, solamente la nobleza gozaba de un recipiente para cada persona, los comensales obtenían sus alimentos de las Quadras que eran grandes rodajas de pan contenedoras, situadas en el centro de la mesa. Las personas con sus dedos tomaban la porción deseada y las llevaban a sus bocas. Los utensilios eran muy raros, existiendo el cuchillo y la cuchara, inventándose el lujoso tenedor en el siglo XV, símbolo de elegancia y exclusividad con metales preciosos. Es debido a esto que la carne estaba cortada para que fuera de fácil obtención.
Estos festines constaban de largas horas, donde continuamente el personal trasportaba los cacerones, vinos, sutilezas hechas de azúcar en los descansos con motivos religiosos o cotidianos. El ritual alimenticio era acompañado de músicos, bufones, risas, cubiertos, el ir y venir de los siervos, acróbatas.
Existió una variedad de productos numerosos, resultado de las grandes cantidades consumidas por los residentes. Las calorías consumidas necesarias por un adulto para un buen estado de salud son de 2,500 a 4,000, mientras que durante la "Edad Media" recibían unas 6,000. El pan era el elemento primordial de sus dietas, en forma de hogazas, barras, picos, tortas, bolitas, en guiso o sopa; entre 1.6 a 2 kilos por persona al día.
A pesar de las imágenes tradicionales de grandes porciones de carnes en las mesas, realmente era escasa para el pueblo y es debido a esto que todo podía utilizarse, desde caballos hasta perros. La carne podía ser encontrada cocida o salada, picada en sopa o rara vez asada. Se consumía el cerdo, cordero y buey. Para la nobleza estaban dispuestas en las mesas pavos reales, faisanes, cigüeñas, alondras, etc. Con respecto al pescado también era escaso (percas, carpas, anguilas, salmones, bacalaos, mejillones, ostras, caracoles y ranas).
La comida del villano estaba compuesta de queso, potajes y leche, aunque la última era considera pesada para el cuerpo, solamente eran consumida cuajada, escurrida o mezclada con sopa.
La mantequilla no era muy deseada en la cocina porque se ponía rancia al poco tiempo. Se prefería la manteca de cerdo o el aceite vegetal, de oliva o nuez.

Las hierbas fueron muy populares durante la "Edad Media", ya que todos los platos eran muy condimentados. Encontramos en las cocinas de los castillos el clavo, jenjibre, cilantro, alforfón, canela, comino, anís, regalíz, pimienta, etc. Las razones de sus usos fue en parte porque muchas veces la comida no estaba en buenas condiciones debido a la ineficiencia de su conservación y por otro lado a los altos precios de las especies, reflejo de una posición social en las mesas.
La nobleza estimaba los frutos procedentes de las alturas como árboles o arbustos: manzanas, peras, nueces, higos, castañas, aceitunas, membrillos, cerezas, cítricos; despreciaban los obtenidos por la tierra considerados como vulgares y terrosos.
El vino estaba presente en todas las mesas, habitaciones, bodegas. Generalmente era blanco, relegándose el tinto para los hombres religiosos. Su consumo era excesivo, entre uno a tres litros al día por persona, debido a su bajo contenido alcóholico. Al tener técnicas rudimentarias de vinificación los grados eran muy bajos y solamente podían ser conservados durante un año en toneles de madera untados de resina. En cambio, el agua no era muy frecuente debido a la inseguridad de los ríos. Se debía obtener de los pozos y manantiales si no se deseaba contraer una enfermedad. Otro bebida común era la cerveza, legado de la antigüedad.
Como se observa, existieron diversos hábitos alimenticios durante la "Edad Media". Por supuesto que en este pequeño artículo se deja muchas cuestiones interesante al respecto, como los modales en la mesa, patrones de refinamiento y costumbres de una sociedad. No cabe duda que una de las mejores maneras de entender los procesos sociales son a través de la alimentación y que permite a los hombres adquirir un conocimiento acerca de los orígenes o transformaciones de nuestra comida diaria.


Bibliografía Consultada:
Elías, Norbert, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, Fondo de Cultura Económica, México, 2006.
Fossier, Robert, Gente en la edad media, Ed. Taurus, México, 2008.
Platt Richard y Stephen Biesty, Un castillo medieval, Santillana, Lóndres, 1994.

Hemerografía:
Valdaliso, Covadonga, "La vida en un castillo de la edad media" en Historia. National Geographic, Barcelona, núm. 41.










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